dimarts, 4 de març del 2008

Arte flâneur

Cuando se oye hablar de grafitis, posiblemente viene en mente -de forma inevitable- un garabato indescifrable tatuado en la persiana de un comercio viejo, en la pared de una callejuela sucia o en los vagones usados de un tren metropolitano.

Sin embargo, dentro del Arte urbano, como en todo arte, hay muchas expresiones. Y en el Arte de finales del siglo XX y el de principios del XXI, las manifestaciones urbanas tienen y han tenido un gran papel.

Hablábamos en clase sobre el impacto que tiene Banksy en el Arte pero también en la sociedad. El hecho de ser un zorro del grafiti, aunque ya a cara descubierta, aporta un punto más de morbosidad mediática al asunto. A pesar de ello y de los 15 minutos de fama warholianos, Bansky no ha dirigido sus habilidades con el manejo del spray a alimentar la idea de que el grafiti es vandalismo, sino que lo ha dado a conocer como forma de expresión provocativa que también puede tener rasgos de humor.

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El después y el antes de Banksy, en Londres

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Esto no es nuevo pero quizás poco conocido aquí, donde cuesta de ver los murales más elaborados que en lugares como Los Ángeles, Nueva York o San Francisco han devenido una realidad más del paisaje urbano. Herederos de la cultura pop americana y de las nuevas tendencias artísticas desarrolladas después del 45, algunos de los autores hoy ya consagrados dieron sus primeros pasos en la cultura underground. Sí, es el caso de Warhol pero también el de Jean-Michel Basquiat o Keith Haring, todos ellos precursores de la generación de los Beautiful Losers que a principios de los 90 comenzaron a buscar formas de distribución de su trabajo. Redes de galerías, publicaciones, marcas de ropa o música convergente con el estilo de vida urbano sirvieron para llenar la falta de consideración que recibían por parte de las instituciones de arte oficiales. Sólo en los últimos años es cuando parece que empieza a ser reconocido des de arriba, habiendo influenciado ya el mundo de abajo, el underground, con sus modas, su música, su cine y su ocio.

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Un grafiti de los hermanos brasileños Os gêmeos


Después de todo, Banksy es sólo uno más de todos ellos. Ha desafiado con la intriga de su identidad y ha provocado un mayor interés por sus grafitis. Sin duda, él y todos los Beautiful Losers que lo han precedido tienen mi consideración como creadores de Arte. Siempre que, detrás de cada acto, haya un gesto, una inquietud y una finalidad que se pueda expresar de forma trabajada. No defiendo el garabato sucio que no deja de ser algo absurdo, pues se firma como si se hubiera creado algo sin haberlo hecho. Pero sí me gusta encontrar un grafiti propiamente artístico, que te hace reflexionar o sonreír, en el que se nota que detrás hay vida.

Por todo ello, pienso que es posible creer en el Arte urbano. Seguramente porque he conocido quien lo estudia de cerca y trabaja para su aceptación formal, su promoción y su sinergia más allá de las fronteras estatales. Pero no sólo es el entusiasmo que transmite hablar del arte vivo, como el cine o la música, sino que es la vitalidad y la expresividad de estos artistas lo que conduce a apreciar su trabajo como algo más que una gamberrada.

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Uno de ellos es Miquel Barceló. El otro, Jean-Michel Basquiat.

¿Quién pinta qué?



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2 comentaris:

Shangri-la ha dit...

Hola. Te invitamos a visitar nuestra publuicación sobre cine y literatura. Un saludo.

Tomás ha dit...

¿No són pas estudiades avui en dia les pintures rupestres com a obres artístiques? A través d’aquelles pintures els especialistes poden escenificar els canvis socials, els nous contextos i visions. Les motivacions dels executors si que són radicalment oposades.

L’obra de Bansky és sagaç i lúcida amb el present, però em recorda les vinyetes de Forges i El Roto d’El País on critiquen la indústria cultural, a sou de la mateixa indústria cultural. Com deia al primer post del meu blog: “Un ensayo de posturas como muecas subastadas: críticas y otros géneros de dudosa vigencia periodística. ¿Les suena esa crítica que arremete contra todo, pero sin que nadie pueda darse por aludido, pues a nadie nombran?”.

Bansky és tan artístic com poc funcional per la causa que pregona defensar. Això ho marca la cura que hi posa en el context.

Bansky és un exemple més del que es va anomenar pirateria publicitària (cap 12 de No Logo). Aprofitar els mecanismes publicitaris per realitzar una metàfora colpidora que neutralitzi el missatge vampiresc inicial. Convertir els anuncis en quelcom subversiu per la marca, esborrar els eufemismes publicitaris. Un simple détournement.

La contracultura responde a la paradoja que dice que “dar de comer a un niño no es alimentarlo, sino aplacarlo para hacerle olvidar el hambre”.

Tinc ganes de llegir "El bell estiu"